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LUNARTE

domingo, septiembre 03, 2006

El tiempo, esa temible fotografía Por: Esperanza Sánchez Gracia Y esa araña que se arrastra con lentitud a la luz de la luna, y yo y tú cuchicheando ambos junto a este portón, cuchicheando de cosas eternas - no tenemos todos nosotros que haber existido ya? - y venir de nuevo y correr por aquella otra calle, hacia delante, delante de nosotros, por esa larga, horrenda calle - ¿no tenemos que retornar eternamente? “Así habló Zaratustra” Friedrich Nietzsche. Pasamos transitando inadvertidamente un sinnúmero de vidas, encontrando las mismas visiones antagonistas de la realidad. En un espacio indefinible, el umbral del tiempo surge como un flash instantáneo, una luz que pasa por nuestro ojo avizor para distinguir las partículas que pretenden ser el único testimonio de nuestra existencia, la visión no es lo mismo que el enigma, al parecer el alma recorre distancias imaginadas en diferentes tiempos y momentos. Sucede algo similar en la película alemana “Lola corre Lola”, la intérprete se la pasa estableciendo record de atletismo para llegar a alcanzar en el aquí y el ahora el tiempo que no cesa de existir nunca, hay al parecer una voz sorprendente que no deja de repetir una y otra vez “corre, Lola, corre” corre por tu vida, corre a través de ti. Sin importar las circunstancias transcendentales del tiempo y de la acción, la realidad del tiempo no es de nadie, aun nos queda un ultimo aliento para llegar, pero el observador se pregunta ¿hacia donde?, los sentidos de la acción humana son inoperantes , lo que vemos ha sido captado en diferentes ondas y partículas, “veo”, “parpadeo”, “respiro”, “pienso” , “existo” y finalmente revelamos la película en nuestro propio cuarto oscuro , interpretando nuestros propios vicios y virtudes en fotografías instantáneas llamadas memorias. Lo trascendental de la existencia se resumiría en simples destellos de luz en nuestras pupilas, generadas a través de nuestro cerebro para ver solamente un lado mas claro de lo que se cree es lo real y nada nos resultaría mas fascinante de no saber que existen seres idealizados un tanto excéntricos llamados poetas, artistas, videntes o simples idealistas que siempre han distinguido el escenario perfecto de la revelación purísima de la luz. Es entonces cuando en la trasgresión de la oscuridad total hacia lo eterno Lola continua corriendo, los relojes se convulsionan, el tiempo resuena por las arterias como una música vigorosa, las calles se transforman en funestas llamadas de dolor e injusticias, nuestro destino se renueva, se olvida y nos cuesta recuperarlo más allá del discurso hiperbólico del fracaso, la reiterativa y absurda conspiración de los adioses y de los dioses del paraíso prohibido. El tiempo parece ser esa ominosa fotografía que refleja la variable infinita de lo que esta hecho el hombre , esta serie de figuras estampadas en nuestra memoria , una trampa que como el árbol del bien y el mal en el jardín del Bosco, deliciosamente nos ofrece sus mejores frutos, sumergiéndonos en la oscura y vertiginosa mirada del espectador , ¿por que tenemos que retornar eternamente? se cuestiona Zaratustra , una vez mas Lola corre hacia delante, sin sospechar que avanza hacia atrás, siempre regresamos a la misma escena es ahí donde el tiempo parece horrendo e irónico, se asemeja a un demonio oculto que rompe el equilibrio y la forma revelándonos una falsa realidad. Podemos mirar en diferentes direcciones, interpretar los ojos y sus inestables universos, inventar palabras y descifrar –el vuelo de sus cronopios- pero quien se atreverá a decir que el ahora no existe, confirmando que el tiempo es una temible fotografía capturada en el eterno retorno. "Lo que es cierto, es que al final abre sus enormes fauces y nos devora"

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